BIENVENIDOS AL CLUB DE LECTURA DEL IES J.RODRIGO DE MADRID

Uno es dueño de grandes ideales y de pequeñas lecturas, y las pequeñas lecturas nos definen tanto como nuestros grandes ideales. L. G. Montero



sábado, 16 de octubre de 2010

DECISIÓN




" y fue entonces, en ese momento , cuando se cayó el cuadro.
A mí siempre me ha sorprendido el asunto ese de los cuadros. Están colgados durante años, después, sin que pase nada, zas, al suelo, se caen. Están ahí, colgados del clavo, nadie les dice nada, pero ellos, en cierto momento, zas, se caen al suelo, como piedras. En el silencio más absoluto, zas, con todo inmóvil a su alrededor, ni tan siquiera una mosca que se mueva, y ellos, zas. No hay una causa ¿ por qué precisamente en ese instante? No se sabe. Zas. ¿ Qué es lo que le sucede a un clavo para que decida que ya no puede más? ¿ Tiene él también un alma, el pobrecillo? ¿ Toma deisiones? Habló largamente sobre el tema del cuadro ( ...)
Cuando se cae un cuadro. Cuando despiertas una mañana y ya no la amas. Cuando abres el periódico y lees que ha estallado la guerra. Cuando ves un tren y decides que tienes que largarte en él. Cuando te miras en el espejo y te das cuanta de que eres viejo. Cuando en mitad del océano, Novecento levantó la mirada de su plato y me dijo: " En Nueva York, dentro de tres días, bajaré de este barco" "

12 comentarios:

MArian dijo...

A mí también me sorprende el tema de los cuadros. Es cierto que te levantas una mañana y no sabés por qué pero las cosas han cambiado. Tú has cambiado. El clavo ha decidido que no puede más. Y tomas esas decisiones que parecían impensables en ti. Zas.

Después de toda una vida en el barco Novecento decide bajar a tierra. Es una decisión meditada que sorprende a su amigo. Pero sobre todo sorprende el motivo por el que Novecento tiene la necesidad de bajar a tierra.

Espero que algún lector oculto lo desvele y nos lo comente aquí.

Anónimo dijo...

Novecento decide bajarse del barco para ver el mar. Tan sencillo y tan complicado. Después de 32 años viviendo en el mar, lo que le lleva a tomar la decisión de bajarse del barco es ver el mar, pero verlo desde tierra, y así ver con perspectiva su mundo, su vida.
Cuando Baster le explica su sensación al descubrir el mar, Novecento se da cuenta de que nunca ha experimentado esa sensación a pesar de vivir toda la vida en el mar (o precisamente por ello). En el fondo, necesita darle un valor a su vida. Y piensa que quizás deba alejarse de su mundo para volver a descubrirlo con ojos nuevos.
Pero su planteamiento es erróneo. Ese es el motivo que no le permite bajarse del barco cuando al fin se había decidido. Le intriga lo desconocido, la belleza del mundo que tiene bajo unos cuantos escalones, pero no se atreve a dar el paso. Baster nunca había visto el mar y se abrió a toda su belleza, a su inmensidad. Por eso pudo experimentar sensaciones tan profundas. Pero Novecento no se abrió a esa posibilidad. Con la infinita hermosura del mundo delante de sus ojos el miedo lo paralizó porque en el fondo seguía encerrado en la finitud de su mundo. Nunca quiso abandonarlo.
Al final es la actitud que tengas hacia la vida la que hace que seas o no feliz. Novecento decidió quedarse en su pequeño mundo conocido. Decidió ser feliz a su manera, en sus 88 teclas de piano.
Quizás si se hubiera bajado del barco experimentaría sensaciones que así nunca conoció. Quizás habría sido el hombre más feliz del mundo.
Nunca sabremos lo que se perdió. Nunca lo sabrá.

MArian dijo...

Lo cierto es que Novecento en ese tercer escalón supo que nunca más sería infeliz.

Todos nos sentimos como su amigo trompetista: por un lado tristes porque no cumpla su sueño y por otro lado locos de contento, quizá porque sospechamos ( desde tierra firma) que Novecento no sería feliz en la tierra.

Pero ante su música absurda y genial nunca más volvería a ser infeliz.

¿ Coberdía ante un futuro incierto o certidumbre de vida plena ante su música, la más grande de todas?????

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Marian. En el tercer escalón decidió que nunca más sería infeliz. Pero eso no es lo que intentaba analizar en mi comentario. No pretendía juzgar si su decisión ha sido la correcta o no, en primer lugar porque no creo que sea lo que más resaltaría del relato y en segundo lugar porque eso no es lo que preguntabas en un primer momento.

Creo que el punto clave de la novela es precisamente el que señalas en tu primer comentario cuando relatas el momento de la caída del cuadro. Y creo que esto es así, como explico en mi intervención, porque es el momento en el que Novecento toma su decisión de bajarse del barco partiendo de un planteamiento equivocado (es mi opinión). Él cree poder descubrir el mar con ojos nuevos y sentirlo en toda su inmensidad si lo mira desde otra perspectiva, de la misma forma que lo había sentido Blaster cuando lo ve por primera vez. Pero no se da cuenta de que esto no es posible porque él lleva viendo el mar desde siempre, y siempre lo verá desde el punto de vista de sus vivencias como parte de su pequeño refugio. No cabe la posibilidad de experimentar las sensaciones que produce el vivir algo por primera vez cuando lo llevas interiorizado durante toda la vida. Y ahí es donde está el error. Pretende caminar con todo su mundo a cuestas que, aunque pequeño, pesa mucho. De esta forma cierra la posibilidad de abrirse a la hermosura del mundo que tiene delante.
De ahí que se quede paralizado. El miedo a la vertiginosa inmensidad choca con su mundo limitado y conocido. Demasiada "música" no la puede interpretar. No puede ver el final del teclado.
Y es verdad: una vez que renuncia a todo esto sólo le queda la posibilidad de decidir ser feliz, de disfrutar de su música, de seguir haciéndola grande.
Pero su decisión, creo, no la toma en las escaleras del barco: ya la había tomado antes. En realidad, siempre decidió tocar la misma música.

A la pregunta que haces no puedo responderte. No sé si su decisión fue la correcta. Sólo fue su decisión. ¿Qué es lo que haría yo? Pues no lo sé... De lo que estoy segura es de que todos los futuros son inciertos. ¿Quién le podía haber dicho a Novecento que terminaría estallando por los aires con todo su mundo?

Saludos.

MArian dijo...

Estoy de acuerdo ocn tu opinión. Naturalmente que novecento no podía "ver " el mar como lo vio Blaster la primera vez. Las perspectivas personales, las vivencias interiores nos hacen tener realidades distintas a cada uno de nosotros. Esa es la vida. Y Novecento ya tenía una a sus espaldas.

La metáfora de la escalera como decisión de futuro me parece muy sugerente.

Siguiendo con tu pregunta última: ¿ no crees que Novecento siempre supo que acabaría muriendo en el Virginian y CON el Virginian???
A veces pienso que es el único final posible que él se podría imaginar. Ambos eran una sola vida. Ambos morirían juntos. El cuerpo y el alma de la belleza del océano.

No sé...

Victoria dijo...

Novecento quería bajar del Virginian para poder ver el mar desde otra perspectiva que no fuese la que llevava viendo desde hacia treinta y dos años. Ya que un día un campesino(Lynn Baster)le contó que el un día inesperado se lo encontró de frente y fue la mejor sensación que había tenido en su vida. Pero finalmente Novecento no baja del barco, se paró en el tercer escalón y no por lo que vió fue por lo que no vió, ya que en la inmensa ciudad había de todo menos un final y ya que no fue capaz de bajarse del barco dice que se bajó de su vida para salvarse. Por eso yo también pienso que el unico final que veía Novecento para el era morir en el barco ya que había pasado toda su vida allí y no se podía imaginar un vida sin el Virginian.

Anónimo dijo...

Es cierto, Victoria. Pero mi debate no se refiere al qué sino al porqué. Una cosa es elegir libremente un lugar para vivir y terminar tus días de forma natural y otra cosa es confinar tu vida a un destino ajeno. Y en este sentido la pregunta de Marian hace referencia a esos dos momentos, claves en el proceso que experimenta Novecento. Decidir morir EN el Virginian fue una elección (aunque no libre), morir CON el Virginian estallando por los aires no fue una elección, sino una consecuencia trágica de su decisión.

Cuando Novecento decide que no va a bajarse del barco sabe que ha escogido morirse EN él. El propio protagonista deja claro este aspecto cuando le explica a su amigo los motivos de su decisión al final del relato: "Y el miedo que me hacía retroceder. El barco de nuevo y para siempre". Como él explica había hecho su elección, pero desde el momento que es una elección basada en el miedo ésta deja de ser libre.

El hecho de morir CON el Virginian es una consecuencia trágica de su decisión porque en el proceso que fue experimentando llegó un momento que ya no había vuelta atrás. Había dejado su destino en manos del Virginian. Y sus últimas palabras revelan la necesidad de que su amigo comprenda los motivos que le han llevado a terminar así. Paso a paso había conseguido destruir toda la hermosura de un mundo que un día estuvo bajo sus pies. Y hacía tiempo que ese mundo ya no le estaba esperando.

MArian dijo...

Estoy de acuerdo contigo, anónimo. El destino de Novecento estaba en manos del Virginian. El final demuestra la necesidad de explicar a su (esperado) amigo los motivos para terminar como terminó. Dices que poco a poco consiguió acabar con toda la hermosura que un día tuvo a sus pies. pero quizá discrepo en pensar que destruye toda esa hermosura. Las últimas líneas demuestran el caos que supone el final trágico de todo. Pero parece que Novecento está en paz consigo mismo. Por lo tanto ahí también hay hermosura ( no es tan trágico ese destino). Y caos. Y estallido. y "no fin" . Es decir,pervivencia del alma de Novecento.

Aseguras que la elección basada en el miedo no es libre. Las elecciones siempre están basadas en algo: en el egoismo, en el placer, en el miedo, en la comodidad ... por lo tanto nunca serían libres en su totalidad. En este caso, sí creo que Novecento tiene miedo, pero también certeza de que no encontrará la felicidad fuera del barco.

Morir CON el Virginian quizá le proporciona dignidad a su pervivencia. Su alma continúa.

Unknown dijo...

Novecento llevaba viviendo en el mar desde que nació, el barco era su casa, no conocía otra cosa que no fuera eso, ya que no había bajado nunca a tierra. Hasta que un día hablando con un campesino (Lynn Baster) descubre que ha vivido hasta ahora, sus treinta y dos años en el mar, pero que en verdad no sabe lo que es ni como se ve desde fuera de él. Asique decide un dia bajar a tierra y quedarse allí a contemplar lo bello de las cosas. Bajando por las escalerillas se detiene en el tercer escalón, en ese preciso momento se da cuenta de lo que no ve, no hay un final, es todo caótico, hay miles de calles, no se ve el final del mar, multitud de gente… en ese momento se da la vuelta y retrocede al barco, hay todo tiene un final, sabe cuando llegara al próximo destino, su piano siempre va a tener el mismo número de teclas, siempre va a embarcar el mismo número de gente…. Desde ese momento Novecento no se vuelve a replantear el hecho de abandonar el barco, y así sucede, que hasta cuando están a punto de explotarlo con dinamita, Novecento sigue ahí inmóvil sin abandonar su barco, su hogar.

patri dijo...

Muchos años colgados en la paredes y un día los cuadros se caen son como Novecento que un día decide bajarse del barco ¿por qué? Yo creo que el necesitaba experimentar lo que había en el mundo exterior el nunca había pisado la tierra ya que nació en el barco y cuando conoció al granjero y el contó su experiencia la primera vez que vio el mar , Novecento decide que quiere vivir la misma experiencia, el llevaba 32 años viviendo sobre el océano pero quería verlo desde otra perspectiva ,vivir unos años en tierra lejos del mar y un día volver a verlo para comprobar que es lo que sentía . Pero cuando Novecento baja del barco y mira la ciudad no es capaz de abandonar su barco , por miedo a lo desconocido , porque no llegara a ser feliz en aquel mundo desconocido , porque abandonaba lo que era su hogar desde hacía tantos años o porque nunca llegaría a ser feliz lejos de lo que conocía el Virginian , creo que no era por una causa fija si no por muchas, el era feliz en el barco y por eso sube las tres escaleras que había bajado y se queda en su hogar junto a las personas que conocía con su amigo el trompetista al que le dice que es no es infeliz y nunca mas se replantearía abandonar el barco opino que se había dado cuenta de cual era de sitio y por ello cuando deciden hundir el barco el dice que se quedara allí , porque allí nació y allí moriría con lo que era su hogar toda su vida.

MArian dijo...

Patri, quizá todo sea tan sencillo como tú lo planteas. La verdad es que si así fuera, seríamos mucho más felices la mayoría de las ocasiones.

Unknown dijo...

Novecento que durante 32 años siempre estuvo en el Virginian y no se había replanteado el hecho de bajar del barco para ver que había en tierra, tras conocer al campesino y escuchar la historia de lo vivido en tierra piensa en todo lo que ha vivido pero desconoce lo que hay fuera del barco aparte de la inmensidad del mar lo que para el es su hogar, asi el recapacita y se enfrenta a la idea de bajarse del barco para descubrir tierra firme y su esplendor todo lo que se siente, aquel contado por el campesino, asi pues se dispone un dia en nueva york como dice a bajar del Virginian para vivir y experimentar en tierra firme. Al comenzar a descender los 3 primeros escalones observa detenidamente lo que le rodea y no es capaz de abandonar el Virginian ya que es su verdadero hogar allí nació, se crio y conoce cada uno de sus rincones y personas es su familia y por miedo a abandonar todo aquello e introducirse en un mundo desconocido cambia su rumbo volviendo al barco subiendo los tres escalones ya bajados. No deja nada en claro del porque bajarse y porque no simplemente es su decisión y asi se da cuenta de que donde realmente es y seguirá siendo feliz es en el Virginian donde también morirá porque es su verdadero hogar y es lo único que existe realmente para el.

 
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